La adolescencia es una etapa de nuestra vida llena de preguntas, de búsqueda de respuestas. Supone decir adiós a la infancia y comenzar una nueva etapa que aún no sabemos hacia dónde nos lleva.
Como madres, padres u otras figuras de referencia, a veces, nos encontramos con dificultades para acompañarles en este tránsito. Tenemos que elaborar el duelo por la niña o el niño que ya no tenemos y empezar a hacernos a la idea de que un/a adulto/a está llegando.
La adolescencia, una etapa difícil pero llena de oportunidades
Esta etapa está también llena de potencial, como en la primavera, la vida bulle y busca expresarse en plenitud, las emociones surgen con intensidad, las preguntas y la búsqueda de la coherencia y la verdad están siempre presentes.
Necesitamos tomar conciencia de la importancia que como modelos de persona adulta tenemos para nuestros hijos, hijas o para nuestro alumnado. Se miran en nosotras/os como en espejos, necesitan referencias y en ese espejo son capaces de ver el interior y devolvernos su mirada y su mirada, a veces, nos duele, pues nos confronta con nuestra propia madurez y nuestra propia búsqueda de verdad y coherencia.
Crecer no es fácil, dejar atrás lo que se fue para llegar a ser hombre o mujer, en una sociedad como la nuestra, sin saber cuál es el nuevo lugar. Aparecen nuevas sensaciones extrañeza, soledad, alegría desbordante, tristeza infinita… Y con ello pueden surgir nuevos problemas: dificultades sociales, familiares, la comida, bebida, tecnología,….
Les podemos ayudar, caminando despacito, a encontrar su rumbo, su destino; a orientarse para que diseñen y sigan su propio sendero.
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