Círculo de mujeres: encuentro de septiembre de 2016
«Si las mujeres contaran» (Marilyn Waring)
Con este título como pretexto celebramos nuestro encuentro de septiembre. Si las mujeres contaran nos sugiere al menos dos líneas de pensamiento, por un lado nos lleva a la idea de contar en el sentido de hablar, de visibilizar, de nombrar y relatar lo que sucede, lo que nos sucede . Por otro lado, si nos vamos al significado de contar en sentido económico, surge la idea de gestionar, de administrar las finanzas.
El término «economía» viene del griego «okonomikos» que significaba cuidado y administración del oikos (casa, hogar)). Lo que entendamos por estos últimos conceptos «hogar» y «casa», va a determinar nuestra manera de relacionarnos con el entorno.
Nuestro hogar puede ser tan pequeño como el espacio en el que residimos o tan amplio como el mundo.
Marilyn Waring, feminista, política y profesora neozelandesa en su libro de 1988 «Cuando las mujeres cuentan (If women counted)» explica cómo la economía dominante ignora el trabajo que llamamos «reproductivo», el tradicionalmente realizado por mujeres y cómo la economía mundial no tiene en cuenta el valor de la naturaleza. Así desmitifica el poder de la economía desde una perspectiva feminista en la que la «ética de los cuidados» ocupa el lugar central. El cuidado de nuestro hogar, desde una mirada amplia.
Con esta frase y con la experiencia cotidiana de la gestión de la economía doméstica, podemos imaginar cómo organizaríamos los presupuestos generales del estado, qué partidas presupuestarias priorizaríamos, qué gastos eliminaríamos y/o reduciríamos, qué nuevos conceptos incluiríamos.
El modelo económico actual se basa en la obtención de beneficio y no en las personas. Poner lo humano en el centro significa un cambio profundo en la construcción social, la alteración de las reglas que promueven y mantienen las desigualdades que generan el empobrecimiento de muchas personas y el enriquecimiento de pocas.
Desde la economía feminista se muestra cómo los indicadores económicos como el PIB (producto interior bruto) no reflejan el trabajo no remunerado, los cuidados y todas las actividades asignadas tradicionalmente a las mujeres y que quedan fuera de los mercados.
Pensemos cómo sería la gestión económica desde esta perspectiva, desde esta ética. Con la certeza de que el mundo es nuestra casa y que lo personal es político, empecemos a «contar».