La importancia de la respiración
La respiración nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida, marca nuestra llegada al mundo y nuestra marcha del mismo.
Respirar es un acto involuntario, automático, cuya función es intercambiar oxígeno y anhídrido carbónico. Cuando inspiramos, el oxígeno que contiene el aire llega a los glóbulos rojos y cuando expiramos expulsamos el anhídrido carbónico que se ha producido en nuestras células.
A través de la respiración estamos en un intercambio permanente con el mundo, con todo lo que nos rodea, compartiendo el aire respirado
La respiración se conecta directamente con nuestras emociones y con nuestra salud. Cada emoción nos prepara para actuar de una manera determinada. Según las necesidades de nuestro organismo necesitaremos un aporte de oxígeno, por lo que nuestra respiración se verá afectada, así por ejemplo, será más rápida con emociones como el miedo o la ira y será más lenta y profunda con la tristeza.
La respiración es un síntoma, un indicador de nuestro estado emocional y de nuestra salud. A pesar de ser un proceso automático e involuntario, podemos controlarla de forma voluntaria y es por tanto una buena puerta de entrada al autocuidado y autoconciencia.
Si puedo darme cuenta de cómo es mi respiración, podré darme cuenta de cómo me siento y a partir de ahí, plantearme los cambios necesarios para mejorar y aprender a respirar de forma más consciente.
El proceso respiratorio está en la base de todas las técnicas de relajación y de meditación. La respiración profunda hace que se expandan los pulmones, los recursos se optimizan y el corazón late más despacio. Igual sucede a la inversa; la respiración rápida y superficial obliga al corazón a latir más deprisa para llevar el oxígeno necesario a las células de nuestro cuerpo.
Con el exceso de estímulos y demandas con que vivimos hoy día, nuestro organismo está casi de forma permanente en estado de alerta, como si tuviéramos que afrontar un peligro que pone en riesgo nuestra vida, la realidad objetiva es que nos hemos acostumbrado a vivir así, rápido, con agitación, sin calma, nuestra vida diaria es vivida como “una batalla” y, lógicamente, nuestra respiración se torna rápida y superficial.
Pararnos un momento a sentirnos, percibir nuestra respiración, tomar conciencia de cómo es, puede ser acto pequeño que se torne muy grande, un gran regalo. Ocupamos el centro de nuestra existencia y nos situamos aquí, ahora, en el presente. Aunque sea solo un minuto al día, si nos damos la importancia que realmente tenemos, podremos regalarnos este tiempo de respiración consciente y a partir de ahí… a respirar.
Pruebalo ahora: 1 minuto de respiración
Bibliografía recomendada:
- La defensa de los ociosos.- Robert Louis Stevenson
- El elogio de la lentitud.- Carl Honoré
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